
Crónica de un fan: Dragon Ball Live Symphonic en el Auditorio Nacional
- César González
- hace 12 minutos
- 2 Min. de lectura
Dragon Ball no es solo un anime; es un fenómeno que ha marcado generaciones. Para quienes crecimos en los años 90, las aventuras de Goku eran parte de nuestra vida, compartidas en familia y repetidas una y otra vez. Latinoamérica tuvo la suerte de disfrutar la serie casi completa, y cada episodio se convirtió en un evento en sí mismo. La música, los combates y las historias se quedaron grabadas en nuestra memoria.

El pasado 6 de septiembre, Anime Music Lab nos invitó al primer Dragon Ball Live Symphonic en el Auditorio Nacional, y lo que vivimos superó cualquier expectativa. Bajo la dirección del maestro Rodrigo Cadet, junto con la Orquesta Sincrofonía y el talento vocal de Irma Flores y Aarón Montalvo, el espectáculo combinó música, luces, pantallas dinámicas y efectos especiales para transportarnos a cada saga de Dragon Ball.

La noche inició con Dragon Ball clásico, reviviendo momentos icónicos: la búsqueda de las esferas del dragón, las aventuras de Goku, la Patrulla Roja, Taopaipai, la Torre de Karin y las primeras derrotas y pérdidas que marcaron a los personajes y a los fans. Cada escena se acompañó de un juego de luces que cambiaba con el tempo de la música, láseres que iluminaban todo el auditorio y pantallas laterales con imágenes dinámicas.

Cuando comenzó Dragon Ball Z, la experiencia se volvió épica: la música nos guió a través del secuestro de Gohan, la llegada de los Saiyajin, el viaje a Namek, la aparición de las fuerzas especiales Ginyu y la transformación de Goku en Super Saiyajin, con un grito que salía de entre el publico “¡Ya basta, Freezer!”. El concierto logró recrear la tensión, la ira y la emoción que sentimos hace más de 30 años frente a la pantalla.

El arco de Cell destacó por la intensidad de la batalla con los androides, desde la advertencia de Trunks hasta los Juegos de Cell, la transformación de Gohan en Super Saiyajin 2 y la unión de los Guerreros Z para derrotar a un enemigo que parecía imparable. Cada batalla, cada melodía, transmitía emociones únicas, haciendo evidente la importancia de la música para cada momento del anime.
La saga de Majin Buu cerró el espectáculo con momentos llenos de suspenso y emotividad, contandonos los sucesos de Gohan defendiendo a ciudad Satan, el regreso de Goku, el torneo de artes marciales, el sacrificio de vegeta para salvar a la tierra ( sigo llorando ) hasta la creación de la Genkidama. Con casi 10,000 personas en el recinto levantando las manos, la nieve cayendo y la iluminación envolviendo a todos, se creó un instante mágico que difícilmente se olvidará. El cierre con Mi Corazón Encantado y la interacción final del público demostraron por qué Dragon Ball sigue siendo tan relevante, tanto para fans antiguos como nuevos.

Este concierto no solo fue un espectáculo musical; fue una celebración de Dragon Ball y un recordatorio de cómo la música, la nostalgia y la pasión por los personajes pueden unir a miles de personas. Anime Music Lab la sacó del parque con un evento que todo fan de anime debe vivir al menos una vez.

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